Llega ese momento en el que te das cuenta de que nada volverá a ser como antes, que esos días ya no volverán y que ya ha pasado demasiado tiempo. Que desde entonces hubo demasiadas lágrimas y muy pocas risas y que quizás ya va siendo hora de olvidar... Bueno, olvidar es muy difícil, sería algo como recordar sin que duela. Y sí, eso duele, claro que duele, ¿cómo no va a doler? El truco está en llorar por dentro, que nadie vea que te duele, así no te preguntarán y no tendrás que recordarlo. Creo yo.
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