sábado, 28 de julio de 2012

-Y ahora, ¿cómo te sientes? +A ras del cielo.

Cada vez que soñé con abrazarte, desperté.
Solías susurrarme que no saldrías de mi vida.
Flotando en nuestro cielo los dos, iniciamos la caída.
Que ha pasado entre tú y yo, salta tu buzón de voz.
Tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo.
Pensabas que podría cambiar, como una carretera.
Tormenta de verano en Madrid y viento en las persianas.
Palabras sin saber que decir como una puñalada.
Y ya no hay mucho más que añadir, da igual lo que pensabas.
Y yo pintaba puentes por ti, y ya no pinto nada.
Tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo.
Tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo.
Tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo.
Tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo, tú y yo.

martes, 17 de julio de 2012

3MSC.


Siempre hay un momento en el que el camino se bifurca, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña, no pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará ella, pero al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Y justo entonces intentas recordar en que momento comenzó todo, y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas, mucho antes, y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez. Y por mucho que te esfuerces ya no volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo.

Por todo lo que nos callamos.

                                                          -Hola.
+Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero. Necesito tus abrazos a todas horas porque te quiero. Te quiero. Hola, ¿qué tal?

sábado, 14 de julio de 2012

Sonrío.

 Siempre sonrío pero, ¿soy feliz? Pues sinceramente no, no soy feliz. Y, ¿por qué sonríes si no eres feliz? preguntarán algunos, pues hay una simple razón, yo quiero ver felices a los demás, no quiero que se preocupen por mi, no. Por eso sonrío pero hay una lección que has de aprender: "Sonreír y hacer el tonto no significa siempre estar bien.".

Es hora de soñar (contigo).

Vamos a tener los dos mi sueño y hacerlo realidad, ¿qué te parece?
Ese en el que somos tú, yo, nosotros.
Ese en el que me quieres, te quiero, nos queremos.
Ese en el que me abrazas, te abrazo, nos abrazamos.
Ese en el que me besas, te beso, nos besamos.
Ese en el que lo único que que importa es que somos felices.

Eres tú. Tú eres.

Querida alma gemela, espero que me leas, allí donde quiera que estés lucharé contra el viento y la marea. Es así, no espero que me creas, busco mi otra mitad y no hay duda de que tú lo seas.

Eres fuerte, hasta que tu habitación y tu almohada digan lo contrario.

Es que te quiero, joder.

¿Sabes? Todo fue muy extraño. Ni yo misma consigo recordar el momento en el que pasaste de ser ese que se sienta a mi lado, a ser ese al que necesito a cada momento, a cada segundo.
Empezamos a conocernos, a hacernos compañeros. Seguimos siendo amigos. Luego empecé a quererte, no sé, es que eres genial. Contigo, el mundo me sonríe, es bonito, alegre, y te quiero, joder. Te quiero mucho más de lo que nadie se puede imaginar, mucho más que cualquier otra persona, te quiero, te quiero y si, me repito, lo sé, pero necesito decirlo, te quiero.
Verte cada día, con tu gran sonrisa y tus ojos marrones. "Buenos días Tonta" me decías mientras me abrazabas, "Buenos días Tonto" te decía sonriendo. Parecerá extraño pero, quiero que me sigas llamando "Tonta" mientras me abrazas y me sonríes, todos los días de mi vida, por que te quiero.

martes, 10 de julio de 2012

Me prometiste que me abrazarías (siempre).

Era un día normal. Tú llegaste tarde a clase, como siempre, y te sentaste enfrente de mi, en tu sitio. Fue una primera hora silenciosa. Yo tenía sueño y tú, bueno tú, tú estabas en tu mundo. Pero el tiempo pasa rápido y el timbre sonó. Gente por los pasillos en dirección al patio. Pero el timbre no dá tregua y volvió a sonar esta vez, para volver a clase. Llegué a clase y me senté. Llegaste a clase y te sentaste a mi lado. Me sonreíste y con esa sonrisa dijiste:
-Tonta.
Yo sonreí y contesté con un:
+Tonto.
Me miraste, seguías sonriendo. Yo te miré y sonreí mientras pronunciaba:
+¿Qué te pasa?
Pero estabas callado y sonriendo, con tu infinita sonrisa, cuando me contestaste con un:
-Necesitas un abrazo, lo sé. Eso de ser fuerte para los demás, pasa factura.
Los ojos me brillaban y tú me abrazaste, mientras las lágrimas seguían su camino por mis mejillas.