sábado, 10 de agosto de 2013

Pienso, siento, luego escribo.

Hoy, aquí y ahora, una noche como cualquier otra (como siempre, estoy rota) y me pongo a pensar (a autodestruírme)... Pienso en mí y en ti (pero sobre todo en ti). Pienso como he llegado hasta este punto y me veo desde pequeña, siempre siguiendo el camino incorrecto que me llevó a caer en este profundo abismo en el que me encuentro (y en el que tú eres la única luz que veo a kilómetros). Sonrío (sin saber porqué); ¡con lo fácil que era ser pequeños, joder! Pero ahora, que de niña no tengo un pelo (o quizás sí), me doy cuenta de que de pequeños siempre, siempre, siempre, queremos crecer y cuando crecemos... bueno, cuando crecemos sólo queremos volver a ser pequeños. Por desgracia, no podemos volver atrás, no podemos volver a ser pequeños, no podemos cambiar los caminos que recorrimos y sólo podemos pensar (en todas esas personas que, directa e indirectamente ) en todo lo que nos a llevado hasta ahora, hasta aquí, hasta hoy y mira, parece que vuelvo a empezar (hoy, aquí y ahora, vaya), una noche como cualquier otra (como siempre, pero ya no estoy rota) y me pongo a pensar (a imaginar)... Pienso en nosotros (y veo cada vez más luz en esta mierda de abismo en la que me encuentro) y escribo, escribo hasta que todo salga fuera (como siempre, como nunca). Sonrío (y ahora sí sé el motivo: tú); ¡con lo fácil que era ponerme a llorar y esta noche no lo hice, joder!

No hay comentarios:

Publicar un comentario