miércoles, 15 de enero de 2014

Quise desahogarme, y la cuerda que me ahogaba se apretó de golpe.

Quiero dejar claro que la idea del texto (o lo que salga) que voy a construír a partir de ahora viene de una frase que no recuerdo exactamente como era y por una película que acabo de ver que me ha recordado esa sensación.
No sé, las 02:32 de un miércoles de enero. Hoy por raro que parezca, la lluvia ha dado una tregua y el viento no golpea mi persiana. Me invade una sensación horrible, un malestar que no sabría explicar... Sólo de pensarlo, se me pone la piel de gallina, porque si encontrar a las personas que para ti son tu todo es duro, no quiero ni pensar lo jodido que sería tenerlas y perderlas... No quiero ni pensarlo (pero lo hago, y es, sinceramente, una de las peores sensaciones que he sentido en mi vida). Parece que el tiempo se para, sólo llevo cuatro minutos escribiendo y ya parece que está amaneciendo... Me desvío, evito el tema, no saco el problema... Creía que sería capaz de escribir como me sentía para sacar esta mierda que ahora me consume por dentro, pero se ve que no encuentro las palabras exactas, al fin y al cabo, ¿qué más da? sólo será otra noche más (sin dormirme hasta las tantas).

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